Pandora abrió su caja
Hace tiempo que no escribo nada aquí, he estado ocupado dando la batalla en redes sociales, porque ya no es que busque un mundo feliz, busco un mundo como el de antes, sin más. En tiempos como los actuales, llegas a la conclusión de que la felicidad es no ser demasiado infeliz. Vivimos en tiempos incompletos, y lo incompleto se convierte en eficaz. Vivimos en tiempos en los que no se puede besar a tu anciana madre, ni ver como sonríe o musita una pena detrás de la mascarilla, que ya queda mal hasta morirse de viejo. Digo que lo incompleto, la explicación incompleta, se convierte en eficaz de la misma manera que las sombras de lo real nos influyen sobre nuestra imaginación, nos dejan una sociedad acobardada que prefiere vivir sin saber por qué se toman las decisiones colectivas, tanto que incomodan la vida hasta tal punto que todas las noches tengo que gastar medio bote de ventolín. Quien tenga oídos que oiga. Mis contemporáneos, con los que comparto café por la mañana y cerveza por la noche, se conforman con exposiciones incompletas, con pensamientos impropios, con una total ausencia de filosofía. A veces flipo con lo que oigo. Cuanto menos se deja hacer al espectador más triunfa la idea de que esta función es la que nos ha tocado y nada se puede hacer. Hay demasiados burlones que provienen de la política, que son incapaces de aliviar la tensión, y se llenan de jactancias, de agudezas impropias del sentido común, que gritan agonía, y que lo único que conseguirán es que el vaso rebose. Pocos son los que tienen memoria para recordar las promesas electorales, pocos son los elegidos para retener dichas promesas y exigirlas, pocos son los que quieren venganza, y menos son los capaces de imaginarla. Nadie se levantará, y mucho menos nadie dará un puñetazo en la mesa. Decía Nietzsche que Pandora llevó su caja llena de males y la abrió, entonces salieron juntos con vuelo igual todos los males, seres vivos alados: desde entonces revolotean alrededor de nosotros y nos mortifican noche y día. Con todo, ya no queda esperanza, ya no hay nada que hacer, también decía Nietzsche que la esperanza es en verdad el peor de los males porque prolonga los suplicios de los hombres. Lo dice Nietzsche, cuidado con ello.