Los mandamientos de Tolstoi

27.10.2021

    En Resurrección, la última novela que escribió Tolstoi, aparece Nejliúdov, uno de los personajes literarios que más me ha impresionado. Se trata de un alter ego del propio Tolstoi, un noble que se encuentra de lleno con una penosa situación social, manifestada en condiciones tan injustas y miserables como cotidianas. Lo que me gusta de Nejliúdov es que no se limita a denunciar o a conmocionarse, sino que propone una solución basada en el Evangelio de Jesús. El viejo Tolstoi, el cristiano, el héroe de la ética, derrama sus propias ideas en Resurrección o Redención, como también es traducido. De una manera deliberada el escritor ruso rechaza de manera radical cualquier coincidencia entre el mundo secular y el contenido del Evangelio, entre las estructuras sociales en las que se ve inmerso y el modelo de sociedad que parece anunciarse por boca de Jesús de Nazaret. El Evangelio que aprende Tolstoi, las enseñanzas de Jesús que hereda son capaces de trastornar la cultura en la que vive.

    Para Tolstoi el cristianismo tiene un mensaje basado en el amor, la no resistencia al mal, y el compromiso con la justicia. Esto quiere aplicarlo a la sociedad, y para ello extrae cinco mandamientos del Sermón de la Montaña: Si el ideal es amar a todo el mundo, el mandamiento que indica el nivel por debajo del cual no hay que descender es que no se debe ofender a los hombres con la palabra. Si el ideal es la castidad, el mandamiento es la pureza de la vida conyugal. Si el ideal es no preocuparse por el futuro, el mandamiento sería no jurar ni prometer nada. Si el ideal es no emplear jamás la violencia, el mandamiento sería no pagar el mal con más mal. Y finalmente si el ideal es amar al enemigo, el mandamiento que indica el nivel por debajo del cual no podemos bajar dice que no debemos hacer el mal a nuestro enemigo. Todo esto está desarrollado en su ensayo El reino de Dios está en vosotros, pero explicitado en la novela Resurrección.

   Fundamentar la vida social sobre este mensaje neotestamentario de salvación, perdón y reconciliación nos obliga a una libertad crítica frente a su entorno social, y esta es una de las dimensiones de la teología política. No ofender a nadie, no emplear la violencia, o ejercer el amor como un mínimo ético social, nos lleva a no desentenderse del ejercicio de la razón crítica, de no abstraerse de nada de lo público, del derecho, de la libertad, pero también de no desentenderse de la subjetividad y la contingencia de cada ser humano individual. Y, sobre todo, nos lleva a lanzar una crítica profética contra toda estructura de poder que actúe en contra del evangelio en cuanto estructura ética y moral configuradora de un determinado modelo de sociedad. Porque no hay que olvidar que detrás de la salvación, el perdón y la reconciliación de Jesús hay todo un modelo de sociedad contraria a la sociedad establecida, donde los últimos serán los primeros, los poderosos son derribados de sus tronos, los humildes son enaltecidos, los hambrientos son colmados de bienes, y los ricos se despiden vacíos.

© 2019 Alberto Jáimez. Todos los derechos reservados.
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