Avi Loeb

Abraham Loeb, Avi Loeb, es un físico que me fascina, de veras, me encanta leer todo lo que se publica de él. Ha sido director del departamento de Astronomía de Harvard desde 2011, y entre otros, uno de sus proyectos es lanzar naves espaciales muy ligeras impulsadas por el viento solar o por un potente láser. Es uno de los físicos más influyentes en ciencias espaciales actualmente. Un tipo del que merece la pena estar informado. Avi Loeb es quien afirmó que Oumuamua, el misterioso visitante que atravesó fugazmente nuestro sistema solar, y que no se parecía a nada que nadie hubiera visto antes en el espacio, era en realidad, los restos abandonados de una nave espacial alienígena. Recordemos el tema. En 2017 se detectó por primera vez un extraño objeto procedente de fuera del sistema solar y que no parecía normal. Tenía 400 metros de largo y 40 de ancho, de forma aplanada, con una superficie rojiza y un brillo cambiante. Los astrónomos comenzaron a especular qué era eso, quizá un asteroide, un cometa, pero en 2018 Avi Loeb publicó un estudio científico con una idea mucho más audaz. El objeto no era un cometa, tampoco un asteroide, y en base a otras muchas anomalías presentadas por el objeto Oumuamua, concluyó que se trataba de los restos de un artefacto creado por extraterrestres. Esto generó una pequeña convulsión en el mundo científico, pero nada más, el objeto pasó de largo y se perdió en su camino hacia otros sistemas solares. Ahora, en 2021, Avi Loeb ha publicado un libro titulado "Extraterrestre: la humanidad ante el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra". De hecho, la búsqueda de vida extraterrestre es la cuestión más importante ante la que se enfrenta la ciencia actualmente, es una nueva frontera humana, un cambio de paradigma. No somos el centro del universo, tampoco es nuestro sol el único, tampoco seríamos la única forma de vida en el universo, y por su puesto no seriamos la única forma de vida inteligente. Loeb cree, comparto su idea, que para que la humanidad madure, necesitamos encontrar a "otros". Hay circunstancias parecidas a la Tierra en decenas de millones de millones de planetas en la Vía Láctea, no podemos considerarnos únicos ni especiales. Nuestra estrella tampoco es una estrella demasiado vieja, la mayoría son miles de millones de años más antiguas, por lo que es muy probable que haya habido otras inteligencias, o quizá siga habiendo. Si entre un chimpancé y un ser humano hay un 2% de diferencia genética, y apenas 7 millones de años de evolución, imaginemos como seríamos con otro 2% más y otros millones de años de ventaja. Impensable. Nosotros somos tecnológicos desde hace apenas un siglo, imaginemos una civilización tecnológica desde hace mil años. Si preguntamos a Loeb por Dios nos contestará que la tecnología será la que nos lleva a parecernos a algo como Dios. Hoy hay laboratorios que se están acercando a desarrollar vida sintética, en un futuro distante, si logramos una teoría unificadora entre la mecánica cuántica y la relatividad de Einstein, quizá podamos diseñar un experimento y crear un universo en un laboratorio. Si se le pregunta por un Dios religioso responderá que se adhiere a la noción de Spinoza. Pero sobre Dios Loeb tiene una curiosa teoría que lo une con el origen del universo. El universo podría haber nacido en un laboratorio perteneciente a una civilización tecnológicamente superavanzada, algo así como los cultivadores de galaxias que Carl Sagan nombra en su novela "Contacto". Fascinante.