¿Es corta la vida?

Que la vida es breve, amigo, es algo que ya sabemos. ¿Por qué? podríamos preguntarnos. ¿Por qué vamos tan rápido cuando parece que ahora sabemos cómo tomar el control de nuestra vida? ¿Por qué ahora, que conozco los resortes, que sé cuál es el cable que hay que cortar, tengo tan poco tiempo? El tiempo, querido amigo, no es corto, es el que es. Ocurre que lo perdemos, que nos disolvemos en buscar banalidades, que derrochamos el tiempo durmiendo borrachos las mieles de la juventud, y cuando queremos darnos cuenta ya no nos podemos atar los cordones de los zapatos, y lo peor es que ya no recordamos cuando fue la última vez que nos los atamos sin resoplar. La vida no es corta, somos nosotros los que la acortamos. Como aquel de la historia, cuando recibimos una herencia, si somos espabilados la multiplicaremos. Pero si no hay un mínimo esfuerzo, tal como llega lo bueno, se disipa al momento. La vida es corta, amigo, pero a unos se les va en cuidar de tonterías, o en amasar y amasar dinero para que luego se lo lleve hacienda, otros mojan su vida en alcohol, la queman, la esnifan o se acuestan con ella en cuanto da su consentimiento, y a veces sin él. Los más se mueren lentamente transitando del trabajo a su casa y de su casa al trabajo, aburridos, desperdiciados, obedientes y silenciosos. Cuando todos estos ven lo poco que quedan de sí mismos, dicen que la vida es corta. El problema es que nos han enseñado a vivir como si fuéramos siempre a vivir, cuando lo que hay que hacer es vivir como si fuéramos a morir esta noche. ¿Nunca piensas en tu debilidad? ¿Por qué queremos empezar a vivir cuando nos hacemos viejos? -Cuando me jubile podré disfrutar de la vida- dicen algunos. ¿No es tarde querer vivir cuando hay que pensar en dejar de hacerlo? ¡Disfruta de la vida! ¡Cómete el mundo! ¡Vive tan intensamente como si fueras a morir dentro de dos horas! ¿Qué harías si te dijesen que mañana vas a morir? Pues eso; ama, ríe, disfruta del aire en la cara, no te enfades.